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No hay ninguna duda que el programa arquitectónico de la Casa-Estudio fue elaborado por Orozco. Cada uno de los espacios del inmueble responde a necesidades específicas del pintor, y nos habla de su forma de vida durante el breve periodo de tiempo que vivió en ella. Como se menciona en el apartado “Motivaciones y Circunstancias”, la Casa-Estudio fue concebida como Taller-Dormitorio, en la que, de manera temporal, trabajaría y viviría, en tanto se trasladara a la Ciudad de México a vivir con su familia.
La precisión y especificidad de los espacios llevan a concluir que Orozco tuvo, al menos, una estrecha participación en la elaboración del proyecto, siendo él quien determinara no solo de qué espacios dispondría su Casa Estudio, sino que, además, cómo deberían ser esos espacios. Las conversaciones que sostuviera Orozco con el arquitecto austríaco Frederick Kiesler ayudaron a madurar las ideas del muralista sobre arquitectura moderna, de forma que, al enfrentarse a la construcción de su Casa-Estudio, tenía una noción clara de las especificaciones funcionales y formales que esta debía tener.
Al analizar el proyecto, se identifican cuatro zonas, descritas a continuación:
– La zona de trabajo está conformada por un único espacio, el Taller o Estudio. Con un área total de 57.38 m2 y una altura de 4.95m, es el componente central de la Casa-Estudio. Tiene una relación visual con el patio central a través del gran ventanal al norte, y, de forma secundaria, con el jardín de acceso y el exterior, a través de una ventana en el muro sur. Esta área está vinculada al jardín de acceso, al patio central, y al área dormitorio, y es de paso obligado para acceder al resto del inmueble. Esto nos indica que las visitas que solía recibir Orozco eran principalmente clientes: algún posible comprador podría entrar al estudio para ver la obra de su interés, sin que fuera necesario que este pasara por el resto del inmueble. Cabe mencionar aquí que la Casa no cuenta con un espacio de estar, y que el comedor no tiene una vinculación directa con la entrada ni el Taller. Esto lleva a pensar que, además de sus clientes, Orozco no anticipaba recibir visitantes.
– La zona dormitorio consta de la recámara principal, un clóset y un baño, articulados por un corredor que, a su vez, vincula esta zona con el Estudio. Este corredor forma, además, una conexión directa entre el Estudio y el baño. De esta forma, el baño se vincula con el Estudio y la recámara principal, pero no con el comedor ni la azotea, reforzando la idea de que las visitas de Orozco eran posibles compradores de su obra, y que no solía recibir visitas sociales.
– La recamara está vinculada con el patio central y con un pequeño distribuidor con escalera a la segunda planta. Sin embargo, su vinculación más importante es hacia el Estudio, a través del pasillo. Los espacios de esta zona son de gran austeridad, reflejando el carácter sobrio del artista. La recámara principal mide apenas 14.05m2; el clóset, 3.87m2; y el baño, 7.16 m2.
– La zona de servicios ocupa la parte posterior de la edificación, y está conformada por la cocina, el patio de servicio, el comedor, el cuarto de servicio en la planta alta y un distribuidor que contiene la escalera que sube a la planta alta. La presencia del cuarto de servicio, con un área de 11.60m2, nos indica que Orozco habría contratado personal de limpieza, que seguramente también se encargaba de la preparación de alimentos y el resto del quehacer doméstico. El patio de servicio tiene un área de 18.47m2, y cuenta con un lavadero.
– La cocina y el comedor son relativamente grandes, sobre todo en relación a los espacios de la zona dormitorio, teniendo la primera un área de 11.60m2, y el segundo, 22.47 m2. Durante su estancia en Guadalajara, Orozco lamentó la dificultad que le suponía conseguir comida de buena calidad a precio accesible fuera de casa, lo cual nos señala la importancia que le daba a contar con un espacio adecuado y suficiente para la preparación de alimentos.
– Las zonas abiertas cobran una gran importancia en la Casa-Estudio, ocupando un área total de 190.06m2 (excluyendo el patio de servicio). Se conforman por el patio central, el jardín de acceso, la azotea alta y la azotea baja.
El acceso consta de una escalera que cierra la brecha de altura entre la banqueta y el inmueble, de 1.40m, y de un par de pequeñas áreas ajardinadas que la flanquean. Estas están delimitadas por muros bajos, con saltos de altura, formando un juego volumétrico que hace de antesala para los otros espacios de la zona.
El patio central existe, principalmente, como accesorio al Taller. Al posicionarse el Estudio en la parte anterior de la Casa, es decir, del lado sur, la existencia de un patio que permitiera su iluminación desde el norte resultaba imprescindible. Durante las horas diurnas, permite el acceso de luz al Estudio a través del gran ventanal norte, sin llegar a admitir la entrada directa de los rayos del sol.
La azotea está conformada por dos espacios a desnivel, referidos como azotea alta y azotea baja. Los juegos de distintos volúmenes crean un espacio lúdico y escultórico, con una clara inspiración en el Ático de Beistegui, que diseñara Le Corbusier para el acaudalado aristócrata Carlos de Beistegui y de Yturbe en el año de 1929. El Ático habría sido construido como un espacio moderno para entretener y sorprender a los amigos de Beistegui.
La azotea alta tiene un área de 57.38 m2, siendo, junto con el Estudio, el espacio de mayor amplitud en toda la Casa-Estudio, mientras que la azotea baja tiene un área de 53.52m2. Los pretiles indican que la azotea, más allá del espacio residual que las azoteas solían representar, fue concebida como un espacio vivible. A diferencia del Ático de Beistegui, no se crea como un espacio para la diversión, sino, más bien, para la reflexión. La altura de los pretiles, además de ser un elemento de seguridad, aísla la azotea de cualquier vista al exterior, con excepción de la ventana austral, guiando la vista hacia el cielo e invitando a su contemplación. Los saltos en los muros, el desnivel y la ventana en el muro austral crean quiebres en la usual monotonía de los muros, formando una llamativa composición volumétrica. Forman parte de esta composición, también, los espacios vacíos creados por los patios en la planta baja, y la presencia del cubo blanco, motivo recurrente en la obra de Orozco.
Los espacios contemplados en el programa arquitectónico nos presentan un Taller-Dormitorio, construido como vivienda temporal, y completamente consagrado a ser un espacio de trabajo. Los servicios y el espacio de residencia son más bien austeros, y se subordinan al espacio de trabajo, cosa que difícilmente hubiera sucedido si la casa hubiese sido planeada como vivienda familiar. El análisis del programa arquitectónico nos lleva a dos claras conclusiones: la primera, la familia Orozco-Valladares nunca tuvo la intención de residir de forma permanente en la Casa-Estudio de la calle de López Cotilla; y la segunda, la Casa-Estudio fue diseñada según direcciones específicas de Orozco, quien seguramente estuvo implicado continuamente en el proyecto.